lunes, 8 de agosto de 2016

Los hermanos Kray... los mafiosos más glamourosos de Londres.

El imperio criminal de los hermanos Kray


El Londres glamuroso y brillante de los años sesenta escondía bajo su superficie otro Londres oscuro y peligroso, donde las bandas criminales campaban a sus anchas. Y en ese otro Londres, los hermanos Kray imponían su ley.
Ronald (Ronnie) y Reginald (Reggie) Kray nacieron el 24 de octubre de 1933 en el barrio londinense de Hoxton, en una familia con antepasados irlandeses, judíos y gitanos. Cuando tenían tres años, enfermaron de difteria,que afectó más seriamente a Ronnie, que estuvo a las puertas de la muerte. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, su padre, un perista de poca monta especializado en objetos de oro, fue llamado a filas, pero se negó a combatir y prefirió desertar, pasando a la clandestinidad, y estando más de veinte años huyendo de las autoridades. Por esa época los pequeños Kray comenzaron a relacionarse con criminales, a desconfiar de la policía y a escuchar historias de delincuencia.

                                                                                                               Ronnie y Reggie Kray, en su época como boxeadores


En su adolescencia empezaron a practicar boxeo, influidos por su abuelo materno, Jimmy "Cannonball" Lee, un antiguo púgil que había alcanzado cierta fama a nivel local y poseedor de un contundente gancho de izquierda. Alcanzaron cierto nivel como aficionados e incluso Reggie estuvo a punto de dar el salto al boxeo profesional con 19 años, pero una pelea en un pub de Walthamstow provocó que la federación de boxeo suspendiera su licencia. Ya por entonces eran conocidos por su agresividad; era habitual que se vieran envueltos en trifulcas, y en más de una ocasión estuvieron a punto de ser condenados. Ronnie tenía un carácter impulsivo y dado a los estallidos de ira, mientras que Reggie era más frío y calculador. No tenían demasiados amigos, ni se relacionaban demasiado con otras personas; habían comprendido desde tiempo atrás que sólo se podían fiar el uno del otro.
En 1952 ambos fueron citados para realizar el servicio militar, algo que no les entusiasmaba demasiado (cuestión de familia, seguramente). Desertaron el primer día, tras golpear a un cabo, y fueron arrestados al día siguiente, tras dar una paliza a un policía que trató de detenerlos. Tras un breve paso por la Torre de Londres (fueron de los últimos presos del famoso edificio), acabaron recluidos en una cárcel militar en Canterbury. Allí su comportamiento fue especialmente problemático: agresiones a guardias, incendios en sus celdas, un intento de fuga... Al final, el ejército se hartó de ellos y los licenció con deshonor, dejándolos libres para volver a Londres y comenzar su carrera criminal.

                                                                                                               Ronnie y Reggie Kray (foto policial de los años 40)

Comenzaron como muchos otros como matones al servicio de criminales más importantes. Tenían su base de operaciones en unos billares que habían comprado en Bethnal Green y desde allí empezaron extorsionando a pequeños comerciantes a cambio de "protección". Luego pasaron a palabras mayores: robo a mano armada, secuestro, incendios provocados... Con los beneficios, compraron varios bares y propiedades, iniciando así un pequeño imperio empresarial. Y no les temblaba la mano a la hora de emplear la violencia en sus negocios. En 1956, Ronnie disparó en una pierna a un vendedor de coches que no aceptaba el "trato" que le proponía, pero se libró fingiendo ser su hermano (que tenía una coartada sólida). Por aquella época trabajaban para un gangster de Liverpool llamado Jay Murray, pero no tardaron en independizarse y formar su propia banda criminal, a la que llamaron "The Firm". También contaban con la ayuda de Alan Cooper, un banquero que se encargaba de blanquear sus ingresos y gestionar su patrimonio.
En 1960, Ronnie fue condenado a 18 meses de cárcel por extorsión y amenazas. Mientras él estaba en prisión, Reggie se hizo con la propiedad de un club nocturno, el Esmeralda's Barn. El club les dio un buen resultado y los Kray se hicieron con varios más, lo que les convirtió en celebridades dentro de la escena social de Londres. Como dueños de varios de los locales más de moda de la noche londinense, empezaron a frecuentar la compañía de gente conocida. Políticos, deportistas, aristócratas, actores, cantantes, eran clientes habituales de los clubes de los Kray. Pero por debajo de esa fachada de glamour y lujo, los Kray seguían controlando su imperio criminal con mano de hierro. Temidos y admirados, odiados y respetados, sus figuras concitaban filias y fobias, como había sucedido otros grandes capos del crimen organizado, como Al Capone.

                                                                                        Los Kray con el antiguo campeón del mundo de los pesos pesados, Joe Louis


Su poder era enorme. Y se vio cuando, en 1964, el periódico sensacionalista Sunday Mirror publicó un artículo en el que, de forma velada, se insinuaba la existencia de una relación homosexual entre Ronnie Gray (que era abiertamente bisexual, al igual que su hermano Reggie, que sin embargo era más discreto en su vida privada) y el barón Robert Boothby, un destacado y veterano político conservador. En el artículo no se mencionaban nombres, pero se daban pistas suficientes para identificar a los protagonistas. La respuesta fue inmediata: los Kray amenazaron de muerte a los autores del artículo y Boothby amagó con querellarse contra el periódico si este no se retractaba. Al final, el editor del Mirror, temeroso, terminó aceptando publicar un artículo de disculpa e indemnizando a Boothby con 40000 libras. Muchos periódicos y periodistas aprendieron la lección y se abstuvieron en adelante de investigar los trapos sucios de los Kray. Tampoco los principales partidos políticos se atrevían a plantarles cara; los conservadores, por miedo a que volviese a salir a la luz el caso Boothby; y los laboristas, por la supuesta relación que Ronnie habría mantenido con Tom Driberg, un veterano parlamentario de su grupo.


El 9 de marzo de 1966, Ronnie, acompañado por un par de sus secuaces, entró en un pub llamado Blind Beggar donde estaba bebiendo George Cornell, miembro de la banda de Richardson, rivales de los Kray. Cornell, al parecer, saludó burlonamente a Ronnie diciéndole "Mira quién está aquí". Sin decir una palabra, Ronnie se dirigió hacia él y, en presencia de varias docenas de testigos, le disparó en varias ocasiones. Fue el primer asesinato cometido por los Kray y aún no están claros los motivos; se habla de que Cornell había insultado o amenazado a Ronnie, que había intervenido en la muerte de uno de los hombres de los Kray o incluso que Ronnie había sufrido un brote psicótico. Y, a pesar de los numerosos testigos, nadie se atrevió declarar contra él y la mayoría afirmaron que en el momento del tiroteo estaban en el baño (los policías, con sentido del humor, acabaron llamando a aquel diminuto cubículo "la TARDIS", por la cantidad de gente que decía haber estado allí a la vez).
En diciembre de 1966, Frank Mitchell, un conocido y violento delincuente apodado "El loco del hacha", huyó de la prisión de Dartmoor y desapareció sin dejar rastro. No fue hasta años después que se supo de la implicación de los Kray. Ronnie Kray y Mitchell se habían hecho amigos en prisión y Ronnie quiso hacerle un favor ayudándolo a fugarse y escondiéndolo. Pero Mitchel era un sujeto problemático, con serios problemas mentales (decían de él que tenía la mente de un niño de 13 años y era propenso a los arrebatos de furia), lo que, unido a su descomunal fuerza física (era capaz de levantar a pulso un piano, o de levantar a un hombre adulto con cada mano) le hacían difícilmente controlable. Los Kray, temerosos de que Mitchel perdiera definitivamente el control o que fuera apresado y los involucrara, decidieron eliminarle; varios de los miembros de The Firm le dispararon repetidas veces y su cuerpo, bien lastrado para que se hundiese, fue arrojado al Canal de la Mancha.
En junio de 1967, Frances, la esposa de Reggie (con la que se había casado en 1965, si bien se habían separado poco después) apareció muerta de un disparo y se dictaminó que había sido un suicidio. Años más tarde, Reggie confesó a un compañero de celda que en realidad Ronnie la había asesinado en un ataque de celos.
El último asesinato de los Kray tuvo lugar en octubre de 1967, y la víctima fue Jack McVitie, uno de los miembros de más bajo rango de su banda. McVitie había fallado en el encargo de eliminar a uno de los rivales de los Kray. Como escarmiento, lo atrajeron con engaños a un sótano y allí Reggie Kray quiso dispararle en la cabeza; pero su arma falló, con lo que, mientras Ronnie le sujetaba, Reggie lo apuñaló repetidas veces en el cuello y el estómago con un cuchillo de carnicero. El cadáver de McVitie no se halló nunca.

                                                                                                                                                     Jack "The Hat" McVitie

Los Kray se creían intocables. Los intentos de la policía por sacar sus crímenes a la luz chocaban continuamente con el miedo de los testigos a declarar contra ellos y al ya comentado escaso interés de políticos y prensa. No obstante, había hombres dispuestos a pelear para poner fin a la carrera criminal de los hermanos. Y uno de esos hombres era el inspector de Scotland Yard Leonard Read. Ya durante 1964 había estado investigando sobre ellos, pero el rechazo de sus superiores había frustrado sus esfuerzos. En 1967, cuando Read fue trasladado a la brigada de homicidios, los Kray se convirtieron en su prioridad. Pacientemente, durante meses, Read fue recopilando información hasta que, ya en 1968, Scotland Yard consideró que ya tenían pruebas suficientes y decidió ir a por ellos. El detonante, al parecer, fue el arresto en Escocia de uno de sus hombres cuando trataba de comprar explosivos para fabricar un coche bomba. El 8 de mayo de 1968, los Kray y 15 de sus secuaces en The Firm (entre ellos, su hermano mayor, Charlie) fueron arrestados y acusados de una amplia lista de delitos. Ahora que estaban encarcelados, muchos de los que antes temían declarar en su contra acudieron a las autoridades a aportar sus testimonios en su contra. Los Kray acabarían siendo condenados a cadena perpetua, con un periodo de reclusión mínimo de 30 años, por los assesinatos de Cornell y McVitie. Catorce de sus quince secuaces fueron condenados a distintas penas de cárcel (Charlie Kray cumplió diez años por su complicidad en los asesinatos).


En 1979, Ronnie fue declarado mentalmente perturbado y trasladado al hospital psiquiátrico de alta seguridad de Broadmoor, donde permanecería hasta su  muerte el 17 de marzo de 1995 a causa de un ataque al corazón. Sólo volvió a salir de la cárcel en una ocasión, en 1982, para asistir junto a su hermano al funeral de su madre. Reggie fue liberado por motivos humanitarios en agosto de 2000, al sufrir un cáncer de vejiga terminal. Pasó sus últimos momentos con su esposa Roberta (con la que se había casado en 1997, en la prisión de Maidstone) y murió mientras dormía, el 1 de octubre. Fue enterrado junto a su hermano Ronnie en el Chingford Mount Cemetery, al lado de su otro hermano Charlie (fallecido en abril de 2000). Su funeral, como el de su hermano, fue un acto multitudinario que atrajo a miles de curiosos.
En 1985 se descubrió que los hermanos, pese a estar encarcelados y en prisiones diferentes, dirigían con la complicidad de su hermano Charlie y otro socio una lucrativa empresa llamada Krayleigh Enterprises dedicada a proporcionar guardaespaldas y servicios de seguridad a personajes relevantes (entre ellos, el cantante Frank Sinatra y varias estrellas de Hollywood). No obstante, las autoridades no vieron nada punible en ello.


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