jueves, 14 de julio de 2016

Un ícono de los lejanos 90s... El legendario Doctor Tangalanga.

Tangalanga...



Julio Victorio De Rissio (nacido en Buenos Aires, Argentina, 10 de noviembre de 1916). Hijo de argentinos, fue el menor de siete hermanos (único actualmente vivo), se casó a los 25 años, y comenzó a trabajar en un taller de zapatos. Su carrera como humorista comenzó accidentalmente en 1964, cuando grababa bromas telefónicas para que su amigo Sixto (postrado debido a una 
operación) pudiera escucharlas y distraerse. Dejó de hacer las grabaciones luego de la muerte de su amigo en 1965; pero en 1980, convaleciente de hepatitis, y dado que debía reposar gran parte del día, sus amigos lo inducen a retomar las bromas como forma de entretenimiento, llevándole avisos clasificados para llamar a desconocidos. De 1989 hasta hoy, ha vendido más de 250 mil copias, convirtiéndose en el bromista telefónico más exitoso de todos los tiempos. Se hizo conocido en su país natal Argentina, y
realizó giras por el mismo, varios de Hispanoamérica: Chile, México y Uruguay; e incluso Estados Unidos.

BROMAS

Tangalanga (inicialmente conocido como Santoqui) se hizo famoso en la década de los 80 cuando amigos de él prestaban sus cassetes a otros amigos, que a la vez regrababan, y así se armaba una cadena gigantesca en toda la Argentina. 

La mecánica general de sus bromas era llamar a algún lugar para consultar sobre un producto o servicio hablando amablemente, hasta que lanza un insulto al interlocutor, donde se produce, por lo general, un intercambio verbal de insultos. Procura generar una situación hilarante para el público mediante el uso sorpresivo de términos soeces en un contexto generalmente absurdo, y explotando las reacciones de sus interlocutores. 

En otros casos, la veta se abre a partir de un reclamo ficticio, aunque muchas veces basado en problemas reales, en general atribuido a cosas que le suceden a un supuesto sobrino, que el "doctor" transforma en cuestiones hilarantes. Por ejemplo: “Un sobrino mío fue a cargar dos matafuegos para el auto de él y resulta que no mata al fuego, apenas si lo hiere”. 

Para ser más confuso, el "doctor" suele dar nombres que se prestan fácilmente al doble sentido, como: "Salustiano Ramón Juan Antonio Vergatiesa", o apellidos como: Tahretti, Rabufetti, Raulito, Tarufeti, Zarrasqueta, Caparazo, Carabali, Durañona, Fioriti, Gandolfi, entre otros. Adicionalmente, da números de teléfono como: "nueve, ocho, cuatro, tres, dieciséis mil once, dividido cuatro", y direcciones como "Cochabamba 1614, segundo piso, corredor cuatro, fila 17, del lado de la sombra". 

Algunos "reclamos" se destacan por un planteo absurdo: fotocopiadoras que copian con errores de ortografía, ataúdes fallados, etc. Otros llamados tienen el pretendido objeto de entrevistar al interlocutor, en nombre de algún medio de prensa real o ficticio. 
Una de las llamadas más conocidas es la de "canchita de papi fútbol", donde insinuaba llamar por un reclamo, diciéndole al dueño que en su cancha de fútbol tocaban a los niños, o "pibes" de manera indecorosa. El dueño del lugar, en lugar de exasperarse e insultar gratuitamente, le sigue los juegos a Tangalanga de manera igualmente creativa, de modo tal que al concluir el llamado se puede escuchar al "Doctor" (dirigiéndose a su público) diciendo: “Oíme, me hizo mierda este hijo de puta”. Posteriormente, el dueño del establecimiento participó como invitado de un espectáculo brindado por el Dr. Tangalanga en La Trastienda. 

El Dr. Tangalanga no tiene ningún problema en insultarse a sí mismo o a su familia y sabe admitir cuando alguno de sus interlocutores le "sigue la corriente" insultándolo de la misma manera en la que el Dr. lo hace y continuándole las bromas. 

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