En el arte no existe una técnica más inmediata y natural que la fotografía, ésta revela al sujeto tal y como es, inmortalizando una combinación de elementos en un tiempo determinado para que pueda ser contemplado en la eternidad. La muerte ha jugado un papel muy peculiar en la historia de la fotografía convirtiéndose en un género por si misma a través de retratos de difuntos con el fin de preservar la memoria de la persona. Éste género de fotografía era considerado muy común en la era Victoriana; la mayoría de la sociedad europea adquiría este tipo de reliquia porque era más accesible que un retrato pintado.
Entre la contemplación de la vida y la muerte no hay un sujeto más relevante que el fotógrafo
americano Joel-Peter Witkin, quien es reconocido a nivel mundial por sus mórbidas composiciones que combinan cadáveres, deformidades físicas, objetos encontrados, animales y modelos poco comunes. Nacido en 1939 en Brooklyn, Joel-Peter Witkin encontró su inconfundible estilo a una edad muy temprana, coincidentemente la foto más reconocida de su amplio repertorio de composiciones fue la primera que llevó a cabo en la morgue de una universidad. Esta obra icónica se titula “The Kiss”, y su composición consiste en una cabeza decapitada que fue cortada a la mitad e invertida para que parezca que son dos hombres besándose.
La obra de Witkin es transgresora que muchas veces no le es posible llevarla a cabo dentro de los Estados Unidos, es por eso que con frecuencia visita México para trabajar con cadáveres que no han sido reclamados. Sus composiciones están basadas en metáforas sobre la mortalidad, muchas de ellas inspiradas por temas relacionados a la religión y pinturas clásicas como aquellas del Renacimiento. Sobre el impacto que causan sus piezas, Witkin elabora una teoría: “Quería que mis fotografías fueran tan poderosas como la última cosa que ve o recuerda una persona antes de morir”, y en efecto, una vez que se tiene la oportunidad de contemplar una de sus imágenes, éstas se quedan en el subconsciente y permiten cuestionar los valores de la belleza que existe entre la vida, la muerte y la supuesta perfección que buscan alcanzar a través de la estética. La moralidad es algo que juega un papel subjetivo en la obra de Witkin; su intención es revelar un lado oculto de la sociedad, un lado tan perturbante que pocos se atreverían a explorar por su propia cuenta.
La técnica empleada por Witkin para elaborar sus fotografías es una de revelado clásico que después es sometido a un proceso en el que se interviene el negativo con rayones y químicos. Los elementos retratados por Witkin parecen estar en paz a pesar de su contexto, conviviendo con el entorno en una manera natural y desinhibida.
“Para mí las cosas extremas son como milagros. No hay nada más aburrido que una persona que está solo bien. Pero fácilmente pudiera vivir en un mundo poblado con estas disyuntivas cosas bizarras… Yo opero desde la confusión hacia la claridad”, esto revela la fascinación de Witkin por todo lo extraño que habita en el mundo. A través de los ojos de este gran artista se puede ver la muerte de una manera diferente, cuestionando los límites entre lo profano y lo aceptable en la sociedad moderna por medio de definir la fotografía en el arte contemporáneo.
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