jueves, 28 de julio de 2016

Imágenes históricas y muy difíciles de encontrar, la infame quema del ataúd de la UCR por parte del nefasto Herminio Iglesias.



El día que Herminio Iglesias quemó el cajón


El cierre de la campaña de la fórmula justicialista Ítalo Argentino Luder-Deolindo Bittel fue el viernes 28 de octubre, dos días después del cierre de Alfonsín y dos días antes de las elecciones presidenciales. El lugar fue el mismo que eligió el radicalismo, el Obelisco. 
El peronismo logró congregar aún más personas que el radicalismo. Los diarios estimaron entre 800.000 y 1.200.000 y los organizadores sostuvieron que sobrepasaron los 2.000.000, con gran participación de sectores obreros y sindicales. Durante la campaña, el peronismo había realizado varios actos, reuniendo 40.000 personas en San Martín, 15.000 en LaPlata y 150.000 en el acto por el día de la Lealtad del 17 de octubre en el estadio de Vélez. 


En el cierre de campaña sólo habló Luder, y estaban presentes en el palco los dirigentes sindicales Lorenzo Miguel y Herminio Iglesias. En su discurso, Luder se mostraba confiado en que ganaría las elecciones, asegurando que el 30 de octubre daría su primer discurso como presidente. Desde la multitud, se escuchaba: "Siga siga siga el baile, al compás del tamborín, que el domingo lo aplastamos, a Raúl Alfonsín." 



A su vez, sostuvo: "Aquí está el peronismo, consciente de la respuesta que le cabe dar como fuerza mayoritaria política y de los derechos que le caben. (...) junto a nosotros están como siempre las grandes mayorías populares que han permanecido fieles a las causas nacionales." Luego, criticó al radicalismo por la participación de algunos de sus miembros en las dictaduras militares. 
Sin embargo, uno de los más aplaudidos era Herminio Iglesias, dirigente sindical que era candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires que provenía del vandorismo. Sus exabruptos y declaraciones lo habían convertido en el destinatario predilecto de las críticas y denuncias radicales al justicialismo. Durante la campaña, la relación de Iglesias con Alfonsín había sido muy áspera. Iglesias llegó a sostener que había "declarado la guerra a los extranjeros que nos quieren comprar y a los argentinos mal nacidos como Raúl Alfonsín" y a calificarlo de "gusano", mientras que desde el radicalismo lo calificaron como "aprendiz de Hitler". Al finalizar el acto de cierre de campaña, un grupo le acercó un cajón fúnebre con los colores y siglas del radicalismo y una corona e Iglesias lo prendió fuego. Muchos sostendrían que esta fue causa de la derrota electoral, e Iglesias su máximo responsable. Demasiada muerte y violencia había habido en la Argentina para semejante gesto. 
Al finalizar al acto hubo algunos disturbios y ataques a locales radicales que terminaron con decenas de detenidos. 


Durante las 48 horas que duró el silencio de campaña, la vigilia democrática fue intensa. 

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