martes, 12 de julio de 2016

El suicidio de Hunter S. Thompson, icono de una época.


El silencioso suicidio de Hunter S. Thompson


                                                                              1939-2005

He tenido que acudir a El Blog Ausente para enterarme. Ningún medio televisivo se ha hecho eco del suicidio de Hunter S. Thompson. Y eso me aflige. Porque somos muchos los que tenemos a este incendiario escritor como uno de nuestros iconos literarios y, porqué no decirlo, vitales y existenciales. Ayer el escritor creador del estilo ‘gonzo’ se ha voló la tapa de los sesos con una escopeta. Así de simple.


Sin ir más lejos, tuve la oportunidad de escribir aquí en el Abismo hace pocos meses sobre S. Thompson, sobre su particular forma de embarcarse en frenéticos viajes a medio camino entre la esplendidez y la demencia sin rehusar a ingentes bacanales de drogas, de ingestión sin freno de hachís, cocaína, marihuana, speed, hongos alucinógenos y, sobre todo, LSD. En noviembre leía ‘El diario de Ron’, último libro publicado por Anagrama de este bastardo incitador que tantos momentos gratificantes nos ha dado.
Realmente hoy es un día triste para el periodismo en general y para la contracultura en particular. Abanderado de la insurrección sarcástica, fue crítico desde la honestidad de aquel que no tiene pelos en la lengua a la hora de afrontar una columna crítica. Observador desde el delirio, preceptor de un estilo periodístico anexo al ‘Nuevo periodismo’ de Tom Wolfe (aunque algunos le atribuyen el movimiento al propio Thompson), pero más hiriente, asentándose en un inagotable talento auspiciado por sus inherentes dotes para la observación bajo un prisma trastornado que daba como resultado una visión más pura y ecuánime que la de aquel que analiza desde un posicionamiento ideológicamente partidista o personal. Hunter S. Thompson superó en intención a muchos de sus congéneres como Ken Kesey o Grant Morrison, difundiendo un periodismo temerario, caracterizado por el uso de la realidad distorsionada, el sarcasmo, la sorna, la exageración y muchas veces la blasfemia. El Dr. Thompson basó su estilo en la idea de William Faulkner "La ficción es a menudo la mejor realidad". Mientras aquello que reflejaba Thompson en sus libros y artículos se basaba en la veracidad, los dispositivos para llegar a ella pasaban por el filtro de la alucinación.
Considerado el gran tótem kamikaze de la literatura, comenzó a escribir bajo el influjo de la ‘Genereación Beat’, influido por autores fundamentales para entender el declive americano en tiempos de guerra; Burroughs, Cassady, Ginsberg… pero sobre todo Jack Kerouac y su novela ‘On the road’, una pieza que Thompson consideró como la gran obra de la literatura americana. Hunter Stockton Thompson utilizó la droga para enfocar una perspectiva periodística diferente, revolucionaria, sumida en una espiral de locura y lucidez pocas veces repetida en la historia del periodismo. Una insidiosa grafía que expió todos los fantasmas del malogrado ‘sueño americano’ desde el espíritu, de ideas y palabras. La droga, al fin y al cabo, no fue más que un medio para reforzar una posición con la que poder desprenderse de cánones sociales inmersos en prácticas automatistas conservadoras. Con ella, tanto él en función de narrador y el lector como espectador imaginativo eran 
arrastrados a una experiencia radical, transgresora, de choque, llegando a límites de alucinación extática, dando lugar, en palabras de Vaneigem, a la “realidad que cambia la vida y transforma el mundo”. Fue el archiconocido creador del llamado periodismo ‘gonzo’, un sistema protocolario en el cual el cronista se convertía en lo que vivía, en primera persona, escrutando cada arista de una personalidad sugestionada por los narcóticos. Como todo en esta vida, Thompson lo atribuyó al azar, a la definición de un amigo de Oakland que utilizaba la palabra ‘gonzo’ para definir a aquellos que estaban tan zumbados o más que los desequilibrados mentales recluidos en psiquiátricos. La primera vez que denominó este tipo de escritura bajo el nombre de ‘gonzo’ fue en un artículo titulado ‘Kentucky Derby is Decadent and Depraved’ escrito para la revista ‘Scanlan's’ e ilustrado por Ralph Steadman. El ‘gonzo’ viene a 
ser una especie de ‘cubismo literario’ que profana todas las reglas periodísticas tradicionales para centrarse en la objetividad, sin caer en las limitaciones impuestas por la profesión.

Hunter S. Thompson nació en Louisville (Kentucky) en 1939. Fue delincuente juvenil, estuvo varias veces en prisión, tonteó con la heroína y se enganchó definitivamente a los alcaloides, teniendo éstos la culpa de sus brillantes y más recordados escritos en medios como el ‘New York Herald Tribune’, el ‘National Observer’, la revista ‘Esquire’, el ‘New York Times’, ‘Nation’, ‘Reporter’, ‘Harper’s’… hasta su llegada al reconocimiento cuando trabajó como redactor jefe de la revista ‘Rolling Stone’. Sus novelas más destacadas: el mencionado ‘Diario de Ron’, ‘La gran caza del tiburón’, ‘The Curse of Lono’, ‘The Highway’ y ‘Miedo y Asco en Las Vegas’, título reconocido por el gran público por la adaptación cinematográfica que hizo Terry Gilliam de esta historia, considerada la obra maestra del genio, que narra la autobiográfica extravagancia itineraria del propio Hunter S. Thompson en compañía de Oscar Zeta Acosta, reformulados en Raoul Duke y Dr. Gonzo en un viaje alucinógeno a Las Vegas. Aunque si bien todos reconocen la aportación tan coherente y fiel 
de Gilliam al mundo caótico y sensorial de Thompson, hay que destacar ese olvidado clásico del cine de los 80 que es ‘Where the Buffalo roam’, de Art Lison protagonizada por Bill Murray y Peter Boyle que describe el mismo periplo en los subterfugios de la alucinación narcótica, el tránsito lisérgico a la ciudad de los neones y el juego.
Como recuerdo, además de su irrepetible fraseología y narrativa, y como bien señala Absense en su blog, nos quedan influencias reconocidas de este autor maldito como en el cómic ‘Transmetropolitan’, de Warren Ellis y Darick Robertson donde su protagonista, Spider Jerusalem, es un periodista adicto a todo tipo de drogas, irascible, antisocial, malhablado que utiliza todo tipo de argucias para llegar al fondo de la investigación, como el mismo Thompson.
Ha muerto un mito, amigos. Y de qué forma.

D.E.P.

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