La última cena de Pier Paolo Pasolini
Sobre el páramo yermo donde fue reventado a palos hace 31 años se alza ahora una columna más cursi que simbólica, coronada por una paloma que sostiene en el pico una luna llena. Se supone que se puede visitar de lunes a sábado, entre las 9.00 y las 13.00, pero casi nunca está el guarda que abre el candado de la verja. "Venían los chicos y la ensuciaban con sprays. Por la noche se reunían para beber o chutarse. Aquí hay mucha droga, ¿sabe?", dice Giampietro Falcone, taxista de profesión.
Pier Paolo Pasolini y María Callas |
¿Qué conmemora en realidad el monumento? Según la versión oficial, que Roberto Pelosi, apodado Pino Rana, un chapero de 17 años, golpeó hasta la muerte a Pier Paolo Pasolini, de 53 años. La otra versión, defendida por sus allegados y espoleada por la periodista ya fallecida Oriana Fallaci es que fue víctima de una conspiración política, y que Pelosi sólo fue el cebo que le condujo a la emboscada en la que participaron al menos tres sicarios.
Roberto Pelosi |
Sea como fuere, si alguien quisiera rememorar hoy el crimen no encontraría muchas dificultades. Los escenarios siguen casi intactos. Como la estación Termini, donde el cineasta recogió al joven prostituto y le invitó a subir en su coche, un Alfa Romeo GT plateado. Los chaperos que amó Pasolini siguen allí. Ya no se amparan bajo los restos de la muralla aureliana, que apesta a orines. Ahora lo hacen en el interior de la estación, en la entrada de la Via Giovanni Giolitti, junto a las escaleras mecánicas. Basta un guiño y se acerca un veinteañero de tez cobriza. "Soy Rocco", afirma, entre descarado y amenazante mientras sus hermanos de oficio contemplan la escena. La única diferencia es que hoy llevan cinturones con unas enormes hebillas en las que se lee D&G y se calan gafas de sol de imitación de grandes marcas. Rocco ofrece sus servicios con dos tarifas. En los aseos de la estación, 50 euros; si hay que salir, el precio sube.
Pino Rana declaró en el juicio que Pasolini le ofreció 20.000 liras de entonces (unos 10 euros). El chapero, que ahora tiene 48 años, subió al Alfa del artista, que cogió la Via Nazionale para salir de la ciudad. En el trayecto, al muchacho le entró hambre. Pasolini conocía una trattoria, junto a la basílica de San Pablo, en la Via Ostiense, que conduce a la costa. Se llamaba y se llama Biondo Tevere. Un local alojado en una casa de dos pisos, de paredes encaladas y una luminosa terraza con vistas al Tíber (Tevere) del que toma el nombre. Al artista boloñés le encantaba pasar allí las horas muertas "pensando y escribiendo sus cosas". Las comillas son de Giuseppina Panzironi, cocinera y regente del local desde hace cinco décadas. Ahora tiene 76 años. Ella preparó la última cena de Pasolini y de su homicida. Sentada en la misma mesa donde ambos compartieron mantel rememora la escena: "Nos dijo que le preparáramos algo al chico, que él no tenía hambre porque ya había tomado un bocado en Roma". En su voz hay cierta inquietud, como si esperara aún una revelación que esclareciera lo sucedido aquella fatídica noche. "Era el día de Todos los Santos y no había mucha gente. Mi marido, Vincenzo, les tomó nota. El muchacho pidió spaghetti all’aglio, olio e peperoncino y pechuga de pollo. Pero él insistió en que no tenía apetito, que le bastaba con una birra y una banana. Sólo eso". Ésa fue la última cena del director de El Evangelio según San Mateo. "Se le veía tranquilo. Hablaba en voz baja con el muchacho mientras éste comía... Pino no tenía cara de asesino. Tenía cara de... chiquillo", apunta.
La sala de la planta de abajo de la trattoria se ha convertido en un pequeño museo en torno a la figura del director de Edipo Rey. De la pared cuelgan fotos suyas junto a sus amigos y los actores con los que trabajó como Ana Magnani, dibujos y poemas manuscritos. Sus íntimos en Biondo Tevere eran el escritor Alberto Moravia y su esposa Elsa Morante, y el poeta Dario Bellezza. "Él era muy tranquilo, nunca armaba jaleo, ni bebía. Si acaso una cerveza. Cuando acababa no esperaba la cuenta. Le daba a Vincenzo un cheque en blanco y le decía ’pon tú la cantidad", dice la anciana cocinera.
Giuseppina no tiene constancia de que nadie siguiera al Alfa Romeo hasta su local, ni que le estuvieran esperando a la salida, como apunta la versión conspirativa que hizo reabrir el caso hace tres años. Sólo sabe que el auto partió sobre las doce de la noche hacia Ostia.
Pier Paolo Pasolini |
Pasolini celebró a estos desharrapados, a los accattone, el proxeneta que protagonizó su primera película. Pietro conoce a casi todos estos muchachos del bogarte (de la calle). Pero no tiene ni idea de quién fue Pasolini, el muerto más ilustre de su localidad. Viéndole trapichear, uno imagina que Pasolini volvería a morir aquí si le dejaran elegir, junto a Pietro, junto a Pino Rana, sin monumentos.
PIER PAOLO PASOLINI, LA CONCIENCIA CRÍTICA
En la Italia de la posguerra, después de Mussolini, paradójicamente hubo una recaída hacia el fascismo; la pequeña elite gobernante pretendía resolver los problemas económicos que la guerra le acarreo levantando banderas caducas, convenientes a sus intereses, destruyendo valores ancestrales y primarios. Así, en el florecimiento de esa aculturización que endiosó a la burguesía, a finales de los sesenta y principios de los setenta, Italia se convirtió en un país de filisteos, con una casta dominante aburguesada, superflua y acrítica.
Solo un hombre tuvo el valor de criticarlos: Pier Paolo Pasolini. Fustigador de los nuevos valores que nacían y se consensuaban, Pasolini se convirtió en una especie de conciencia crítica de la Italia de su tiempo, cuando se anunciaba el final del milenio. Pasolini fue un rebelde con causa que se embarcó en una lucha personal contra la autoridad, contra la sociedad burguesa y sus iconos, entablando disputas tanto con los pensadores de derecha como de izquierda, quienes todavía defendían posiciones marxistas. Su guerra particular incomodaba a propios y extraños, con su actuación heterogénea, agresiva y al mismo tiempo culta y populista, polémica y desarmada, con prosa lúcida y dura en su humilde libertad estilística. Por eso, en la madrugada del 2 de noviembre de 1975, fue víctima de un clásico asesinato cultural: Después de haber sido torturado y golpeado hasta la muerte fue abandonado en la playa de Ostia, un joven delincuente, Giuseppe Pelosi, asumió la responsabilidad del crimen, la justicia italiana sospechosamente no llevó la investigación hasta el final, contentándose con la versión de Pelosi. La noticia fue recibida con alivio encubierto incluso por personalidades del mundo literario, el cadáver de Pier Paolo Pasolini, ensangrentado, con el rostro deformado por los golpes y con varios huesos fracturados, después de treinta y dos años, ha sido devorado por nuestra sociedad y por nuestro tiempo, pero su palabra continua interrogándonos acerca de nuestra responsabilidad civil, cultural y personal en este mundo de consumismo globalizado, organizado e hipermoderno.
Por sus dos primeras películas como director Accatone y Mamma Roma fue catalogado como neo-realista, después vinieron, cada una más polémica que la otra, La Ricotta, La Pasión según San Mateo, Teorema, Decameron, etc. Pasolini muestra en ellas claramente sus ideas, en especial el desprecio por la acumulación de la sociedad de consumo, el conformismo de la sociedad italiana, la recuperación simbólica de un tiempo mítico todavía no contaminado por el racionalismo industrial, la generosidad con los humildes, la pasión por el arte y todo aquello que “oxigenaba la vida mezquina, sofocante y estrecha adoptada por su Italia natal, por europa y por el mundo”. Se puede decir que sus películas, que celebraban la belleza del cuerpo humano y del sexo, eran como antídotos ante el neo-moralismo que se anunciara en la década de los setenta. Sin embargo, su película Saló o los 120 días de Sodoma, una respuesta brutal al fascismo, fue la película más terrible e insoportable jamas proyectada en pantalla de cine; en ella Pasolini adapta la obra del Marqués de Sade a Saló, la república fascista creada por Mussolini como último refugio para el fascio al final de la segunda guerra mundial. En Saló las escenas de sexo son tristes, contrariamente a sus anteriores películas, la tortura, mientras la humillación y perversión sugieren lo que acontece cuando los instintos descontrolados se vuelven contra si mismos; Pasolini asocia el fascismo a esa difusa pulsión de muerte, parece sugerir a cada instante que esa “doctrina” y práctica no han muerto, esperando apenas una oportunidad para resurgir, y no deja de ser profético. Basta ver a nuestro alrededor para verificar que no hay paz, prosperidad, tolerancia sexual ni religiosa, y que el racismo esta vigente con todas sus taras. Saló terminaría siendo el testamento que reproduce fielmente la impresión que Pasolini tenía del mundo antes de ser retirado de escena.
Roberto Pelosi |
En Pocilga, película autobiográfica de Pasolini, nos da luces en dos líneas sobre su obra: “mi experiencia me llevó inicialmente a concebir el horror y después a expresarlo con distanciamiento y humor”. Su mayor arma fue una visión religiosa permeable a la perspectiva herética y profundamente filtrada por la literatura herética-irónica-mística italiana del pasado: Dante, Boccaccio, Bruno. Su posición puede ser comparada con la de figuras injustamente olvidadas como San Joaquin de Fiore, el mismo que fue puesto por Dante en el paraíso de la Divina Comedia, o como la de Tomas Campanella, el monje herético autor de Ciudad del Sol, quien afirmó: “el mundo se volvió loco y los sabios, pensando curarlo, fueron llevados a decir, hacer y vivir como los locos, pero en secreto, tenían otra opinión.”
Pasolini junto a María Callas |
Finalmente nos queda su palabra de esperanza, pues Pasolini auspició: “Serán los poetas un día, en un futuro cercano, quienes salvarán al mundo.”
Ver nota acá http://info.nodo50.org/La-ultima-cena-de-Pier-Paolo.html
La misteriosa muerte de PPP
Pier Paolo Pasolini aparece asesinado en la playa de Ostia, Italia.
El brutal homicidio de uno de los intelectuales más destacados del siglo XX, continua siendo un enigma
El cuerpo de Pier Paolo Pasolini |
Pier Paolo Pasolini, católico, marxista, escandaloso , pederasta, homosexual, pornógrafo. Su nombre evoca al controvertido cineasta que filmó las películas más escandalosas de su época : Decamerón, El Evangelio según Mateo, la rutilante Medea de Maria Callas... Pero Pasolini fue algo más: un artista prolífico y multidisciplinar que supo canalizar los trágicos acontecimientos que salpicaron su trayectoria vital y plasmarlos en su obra con genialidad. Su legado artístico le convirtió en el intelectual italiano más reverenciado del siglo XX. Poseía un innato talento, que imprimió en sus diversas facetas artísticas: lingüística, literatura, pintura, cine… todas ellas fueron a la postre su huida de una intensa y polémica vida. Su confesa homosexualidad, que alzó como estandarte, marcó de forma rotunda su destino. Pasolini vivió una vida trágica, que transformó en cruzada y fue víctima de una muerte cruel, un derroche de violencia que no merecía y que 37 años después continúa siendo un enigma. Considerando todos estos datos intentaremos descifrar las claves que lo envuelven.
Pasolini había nacido en Bolonia, la ciudad más izquierdista de Italia. Fue el primogénito de un irascible oficial de infantería fascista de origen pudiente y de una maestra de escuela de dulce carácter y humilde cuna. Su padre, alcohólico y ludópata, era autoritario y colérico, maltratador de su esposa. El pequeño Pier Paolo, con una gran sensibilidad que volcó en la poesía desde los siete años, quedó profundamente traumatizado por este hecho, desarrollando una desmesurada admiración por su madre. La muestra de tan confrontados sentimientos se reflejará en su obra. En una de sus películas más admiradas, El evangelio según Mateo , Pasolini da el papel de la Virgen a Susana, su madre, que pasa así a ser la madre de Cristo, mientras que su primer libro de poemas, Poesía a casarsa (1942) lo dedica a su odiado padre, dato que en principio asombra, si bien se comprende al comprobar que se halla escrito en friulano, dialecto hablado por su familia materna y despreciado por su progenitor. Esta marcada ambivalencia será considerada por algunos como el origen de su homosexualidad. A ello se suma otro hecho capital en su vida: Guido, su único hermano, sería abatido en 1945, durante la II Guerra Mundial, tenía 20 años, combatía en la Resistencia. Éste dramático hecho estrechará aún más los lazos afectivos con su madre.
Pasolini había sido reclutado en 1943, pero huyó. A partir de entonces, dado que había estudiado literatura e historia del arte, empezó trabajar como profesor hasta 1949. En octubre de ese año los carabineros le denuncian por corrupción de menores. Será la primera de las persecuciones judiciales que jalonarán su vida. El escándalo provoca su inmediata expulsión del Partido Comunista Italiano, que considera la homosexualidad una degeneración burguesa. Sin embargo, el rechazo no merma su ideología. Siempre sería comunista. En 1950 se traslada a Roma junto a su madre: es allí donde cruza el umbral de su consagración como escritor, sumergiéndose en el ambiente de los suburbios. Prostitutas y jóvenes de la calle son protagonistas absolutos de sus creaciones, identificándose incluso con su lenguaje. Escribe sus obras más significativas, como la novela Chicos del arroyo (1955), centrada en los chicos de la calle, personajes que le obsesionarían de por vida y que tan relevante papel jugarían en su fatal desenlace, y Una vida violenta (1955). Son su pasaporte a la fama.
En una entrevista el 31 de octubre de 1975, la víspera de su asesinato le preguntaron cuál era su calificación profesional preferida a lo que él respondió sin más: ‘En mi pasaporte yo escribo simplemente escritor’
También cineasta, disciplina a la que accedió de la mano de Fellini en los años 50, fue un prolífico director, su obsesiva pasión por reflejar la realidad le permitió retratar con maestría la Italia profunda. En los años 60 y 70 consigue la fama internacional con películas de gran impacto, escandalosas y controvertidas, en las que combina realismo con concepciones revolucionarias del sexo, la violencia o el sadismo. Entre ellas destaca El Evangelio según Mateo (1964) con ella Pasolini consigue una vez más noquear a público y crítica, al crear una obra de inusitada calidad y belleza, en la que consigue que convivan marxismo y espiritualidad cristiana , sus dos ideologías, en perfecta armonía. Los años que le quedan de vida, como si presintiera su muerte, se entrega a una actividad frenética, produciendo obras que reflejan un drama personal, como Edipo, el hijo de la fortuna ((1967) y Porcile (1969), o que inauguran la Trilogía de la Vida: El Decamerón (1971), Los cuentos de Canterbury (1972) y Las Mil y una noches (1973). Inmerso en una profunda crisis personal, realiza su último trabajo, Saló o los 120 días de la ciudad de Sodoma (1975).
Como escritor, se entrega a Petróleo, su obra póstuma e inacabada. En ella narra la vida de un hombre obsesionado por su propio y extremado erotismo. Describe algunas vivencias homosexuales, que incluyen una espectacular orgía del protagonista con 20 muchachos proletarios en un descampado de la periferia urbana.
Poco después, ¿premonición, condena?, Pasolini es asesinado brutalmente por Pino Pelosi, un chapero de 17 años, en un descampado de Ostia, cerca de Roma. Su cuerpo, abandonado en un vertedero, queda completamente desfigurado . El joven confiesa el crimen, afirma haber actuado en legítima defensa al ser atacado por Pasolini, que intentaba violarle. Es acusado e ingresa en prisión. Pero las circunstancias que rodean el caso son muy extrañas, Pelosi era un tipo enclenque, Pasolini un experto en artes marciales….
¿Fue un crimen pasional, o fueron otras las causas? Treinta años después, en 2005, Pelosi declara en televisión su inocencia. Revela que fueron tres personas, una de ellas con acento siciliano, quienes acabaron con la vida de Pasolini, increpándole a gritos: ‘Maricón, sucio comunista’, dato que ocultó para ser juzgado por un tribunal ordinario. Ante los hechos, la familia del autor reclama la reapertura del sumario, en el que se incluyen testimonios de su amigo Sergio Citti quien afirma que acudió a la cita porque era víctima de un chantaje por el robo de unos rollos de Saló….
Los motivos políticos aflorarán cuando se descubra en 2009 que Pasolini tenía la intención de revelar en Petróleo el nombre del culpable de un controvertido incidente acaecido en 1962, el presunto homicidio del industrial Enrico Mattei presidente de la compañía petrolífera Eni. Dichas revelaciones dan lugar a la cuarta apertura del sumario del caso. El año anterior, 700 intelectuales habían firmado un manifiesto exigiéndola.
Roberto Pelosi |
Las investigaciones sobre el crimen no cesan: ¿será un sempiterno enigma? Por ahora, sólo existe una única verdad: Pasolini, el hombre, decidió ser libre y no calló, pagando un alto precio por ello: su vida.
Ver nota acá http://www.lavanguardia.com/hemeroteca/20151102/54262083098/pier-paolo-pasolini-asesinato.html
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