sábado, 20 de agosto de 2016

El mítico monólogo de Klaus Kinski haciendo de Jesucristo y causando escándalo en el Berlín de principios de los 70s.

El Jesucristo del maldito Kinski...
Por Eldoctorlecter

Berlín, noviembre de 1971. Klaus Kinski solo frente a la muchedumbre que abarrota el teatro suelta un monólogo escrito por el mismo acerca de Jesucristo.
Esta es la grabación del polémico acto, el enfrentamiento entre intérprete y público, la pasión, la rabia y el particular discurso de Kinski no dejan indiferente a nadie 40 años después.



Klaus Kinski desbocado, pisando el acelerado a fondo, sin frenos y cuesta abajo. Un año antes de comenzar la tormentosa e interesada relación con el director Werner Herzog la superestrella alemana se metió en la piel de Jesucristo para comparecer ante el público por el módico precio de 50 marcos la entrada.
El amigo Klaus ignoró otros proyectos mas suculentos en lo económico dejando de lado esa faceta suya de prostituto artístico, Kinski reconoció que aceptaba cualquier trabajo que le ofrecieran pues llevaba un ritmo de vida muy alto y necesitaba siempre dinero para mantenerlo, para lanzarse a regurgitar un monólogo sobre la figura de Jesucristo cuyo contenido se me antoja (40 años después) rancio a la par que curioso.
Klaus se permite insultar a la audiencia, incita a alguno a subir al escenario para luego ofenderlo o soltar a su guarda espaldas, y también abandona el escenario varias veces para volver a recitar el monólogo desde el principio no sin antes exigir a la "escoria" presente que se largue.



Hora y media de primeros planos de Kinski desde diferentes distancias combinado con momentos en los que nos muestran las disputas entre el público y la gerencia del teatro ante el comportamiento del divo alemán.
En lo que se refiere al contenido del monólogo debo decir que me resultó algo vetusto y aburrido, las referencias a Vietnam, las comunas o el hipismo lo anclan demasiado en una época lejana, Kinski no consiguió dotar al conjunto de atemporalidad pero debo reconocer que por lo menos le puso interés y se nota que cree en lo que dice (o es que realmente era un actorazo de puta madre, que lo era).
Una obra para curiosos o para dementes (como yo) que deseen ver 100 minutos de histrionismo, oratoria y violencia verbal en una época en que las estrellas tenían cojones y escaso miedo al ridículo.

Eldoctorlecter
Domingo 17 de julio de 2016

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